miércoles, 2 de julio de 2014

El laberinto de los libros secretos

             Hay escritores que piensan que por enredar más las historias, van a ser mejores. Y no es así. El laberinto de los libros secretos es un ejemplo de cómo una trama que despunta desde la intriga y el misterio se puede convertir en un lío soporífero que hace que el lector pierda el  interés a mitad del camino y llegue desencantado al desenlace final.

             El caso es que la idea de los autores, Paolo Di Reda y Flavia Ermetes, no está mal, pero el desarrollo es pésimo. La conjugación de Jim Morrison con Napoleón, María Callas, Chopin, y Óscar Wilde entre otros, en escenas complementarias con elementos, tumbas, bañeras y símbolos comunes más que atraer, enreda las brevísimas escenas y solo inducen al caos y al amontonamiento de datos que al final van a estar "justificados" por alguna mano divina. 

             En cuanto a la trama principal y la intriga de la que hablaba al principio, se vuelve completamente previsible y solo alcanza a sorprender con su vinculación a las predicciones sobre los atentados del 11-S... En fin, un libro al que le sobra información y le falta interés.

               Os dejo la portada porque es de lo mejorcico que tiene.


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