Esta novela de Paloma Sánchez-Garnica fue una de las novelas más vendidas del 2017 y decidí leerla. Me esperaba bastante más. El tono es monótono y las conversaciones entre los personajes son excesivamente largas.
Hay un crimen para intentar dar intriga y ritmo a la trama pero se pierde en los diálogos y carece de interés, quedando en segundo plano.
Es una novela melodramática que va buscando cómo sorprender al lector e impactar, pero la verdad es que pasa de largo con tanta palabrería.