Es la segunda entrega de la saga del Departamento Q en el departamento de policía de Copenhague. Continúa con los mismos policías que se enfrentan a un nuevo caso.
Es interesante la perspectiva de los dos tiempos, especialmente la del pasado y es diferente a los argumentos que solemos encontrar en otras novelas. Sin embargo, me ha parecido más repetitivo y me ha enganchado menos que La mujer que arañaba las paredes.
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