Es la cuarta entrega del Departamento Q y, por el momento, la última que he leído.
Quizás este caso sea el más intrigante de los que se han narrado hasta ahora porque no sabes cuál es el vínculo entre el pasado y el presente hasta que avanza la trama. Esto lo hace menos predecible y mantiene la tensión.
En este caso, Carl Morck y su equipo intentarán resolver las desapariciones ocurridas en los años 80, a la vez que se desarrolla un conflicto político y la indagación del pasado de varias personalidades relevantes de la actualidad danesa.
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