miércoles, 9 de noviembre de 2011

También mueren ángeles en primavera

Es continuación a Nadie debería matar en otoño. Aquí, José Luis Ibáñez se luce un poco más, utiliza los personajes que ya conocíamos de la novela anterior y ambienta Barcelona sólo unos meses después del otro libro. Tenemos un nuevo caso de investigación sobre crímenes, más atractivo que en el primer libro, pero conforme avanza peca de lo mismo: vuelve a la política y los crímenes pasan a un segundo plano.
A este paso, el detective Toni Ferrer se va a hacer experto en corrupción.

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