Es la segunda novela de Paula Hawkins y fue escrita después que La chica del tren. No tiene nada que ver con la otra y es bastante lenta y casi de culebrón.
La trama trata sobre una muerte inesperada y la relación con
otras sucedidas en el pasado. A partir de ahí, hay una trama insulsa y
circular. El final no llega a sorprender y casi toda la lectura de la novela te
deja impasible.
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