domingo, 15 de abril de 2012

Las balas Reales

           Podría ser una nueva temática de estudio al igual que las bodas reales o las vacaciones, nuestra querida Casa Real lleva bastantes años con el arma al hombro y claro, los "accidentes" se repiten cada cierto tiempo y casualmente en Semana Santa. Para entender esta historia que parece sacada de 4º Milenio, primero hay que saber que el padre de nuestro querido Rey, Juan de Borbón, no era el heredero de la corona, ya que fue el tercer hijo de Alfonso XIII. Pero su hermano mayor renunció a la corona por amor y el segundo, Jaime era sordomudo y fue obligado a renunciar aunque más tarde intentó recuperar el trono. (Este Jaime era el padre de Alfonso de Borbón, esposo de la nietísima de Franco, que cuando el generalísimo murió vio las puertas abiertas para recuperar el trono perdido de su padre, pero un cable infortuito lo degolló mientras esquiaba, otro "accidente" más para la lista).
        El caso es que en esta generación la realeza no mantuvo la Ley de Sucesión de los herederos y el elegido para ser la cabeza monárquica era Juan, el tercero. 
       Años más tarde, cuando el país estaba bajo la dictadura y la monarquía se exiliaba en sus palacetes, Juan tuvo dos hijas y dos hijos. Como manda la ley, el heredero sería el mayor de sus hijos, Juan Carlos, pero no estaba todo tan claro por lo ocurrido en la generación anterior y se rumoreaba que para don Juan, su favorito era su segundo hijo, el infante Alfonso. Así que aquí empezó el primer tropiezo con las balas cuando Juan Carlos, jugando con su hermano en el desván de su casa, disparó un arma que accidentalmente acabó con la vida del menor un Jueves Santo de 1956.
       Pasaron los años y el heredero fue Rey, tuvo 3 hijos, y muchos nietos. Un día durante las vacaciones de Semana Santa, su nieto mayor de 13 años estaba jugando con un arma (quién no lo hace en uno de los miles de cotos que tenemos los españoles trabajadores entre el salón y la cocina) a pesar de no tener la edad legal para hacerlo (14 años) y se disparó en el pie. Sin embargo, desviando la atención del pequeño, unos días después, su majestad decidió hacer un viaje no oficial con el dinero de los españoles e ir a cazar un poco más lejos, a Botsuana,  a cazar elefantes. La mala fortuna de las armas hizo que el monarca se rompiera una cadera y haya tenido que viajar en avión privado para ser intervenido quirúrgicamente.
         Tantas desavenencias en el momento tan crítico que vive nuestro país ha provocado que muchos políticos dejen de proteger a la Monarquía y pidan un trato más igualitario y el abandono del Despotismo Ilustrado. Así lo ha anunciado el Secretario General del PSOE, Tomás Gómez y ha dejado claro "El Rey debe elegir entre sus responsabilidades y la abdicación".
        Con toda esta revolución que se está formando junto a los escándalos económicos y fraudulentos del querido yerno, debemos agradecer a las balas reales el acercamiento hacia la III República.
     
   

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