jueves, 2 de febrero de 2017

Las voces de Chernóbil

Las voces de Chernóbil es una recopilación de testimonios recogidos por la escritora y premio Nobel de Literatura, Svetlana Aleixevich, que tienen como punto de confluencia la explosión en la planta nuclear de Chernóbil el 26 de abril de 1986.

Es un libro que está muy bien porque recoge testimonios de testigos que lo han sufrido de forma directa pero a los que no se les ha escuchado. No me refiero solo a los trabajadores de la planta, o a aquellos que trabajando fuera o estando en casa llamaron para ayudar, colaborando con el desastre nuclear y que, a día de hoy, han fallecido por la cantidad de radiación a la que se vieron expuestos. Sino a las familias a las que no alertaron de los daños que causaba la explosión del reactor y que permanecieron allí, a los familiares de los habitantes de Chernóbil, o a los habitantes de otras poblaciones que, debido a la altísima radiación que alcanzó la tierra y todo lo que les rodeaba, también sufrieron pérdidas de seres queridos, han parido niños con enfermedades irreversibles y, especialmente, han sido engañados por el gobierno ucraniano que no supo o quiso dar la voz de alarma ante lo que ya se había producido estaba ahí.

Son testimonio estremecedores pero que también nos informan de primera mano sobre hechos que no conocemos por los medios de comunicación. Uno de esos ejemplos es el testimonio de un hombre que recuerda cómo les pagaban a los ciudadanos por acercarse a la zona catastrófica, y conforme se acercaban más al núcleo de la explosión, el importe que recibían era mayor. O físicos que advirtieron sobre el peligro y no fueron escuchados, sino más bien invitados a no hablar.

Son testimonios desgarradores donde vemos la impotencia de esas personas que perdieron su casa, sus animales, su familia y sus vidas; y que no podían tocar absolutamente nada de lo que tenían en casa porque todo estaba cargado de radiación.

El libro concluye con un breve epílogo sobre cómo es Chernóbil a día de hoy y cómo se han creado falsas atracciones turísticas donde se hace una visita guiada a los turistas para que conozcan cómo es Chernóbil, sin que realmente vean en qué ha quedado, ni conozcan su historia. Esta visita se hace a kilómetros de Chernóbil para proteger a los turistas. A ellos sí.

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