jueves, 9 de febrero de 2012

J.Edgar

         Desde hace algún tiempo sólo voy al cine cuando estoy segura de que la película va a estar bien, que voy a disfrutar viendo un trabajo bien hecho y que el precio de la entrada va a ser una inversión de dos horas sentada y días disfrutando por haber visto una obra de arte.

         Esta sensación es la que tengo cada vez que voy a ver una película del gran director Clint Eastwood. Hace unos días vi la última que ha dirigido a sus 81 años, J. Edgar. Esta vez la historia se centra en la vida del primer director del FBI, John Edgar Hoover, en cómo creó el FBI, su participación en momentos decisivos para la historia de los Estados Unidos, y sobre todo, en la historia personal y la parte más humana del protagonista.

 
          Destaca la interpretación magistral de los actores Leonardo Dicaprio, Naomi Watts, Armie Hammer,y Judi Dench entre otros, y especialmente destaca la capacidad y el trabajo de los actores de interpretar un mismo personaje en la juventud como en la vejez. La interpretación de los actores está sustentada por un trabajo físico y corpóreo, tanto en actitud como en gestos ya estén quietos o en movimiento, y también se ve apoyada en la caracterización y el trabajo de maquillaje y peluquería

          La película vuelve a reflejar, sin duda, la excelente dirección de Clint Eastwood, que permanece atento y participa en todo el rodaje para ir haciendo cambios y proponiendo nuevas partituras teatrales sobre movimientos, expresión e intenciones de los personajes. El trabajo de Clint Eastwood incluye la producción, la dirección de actores, distribución escénica y dirección de montaje para la que se sirve de planos en claroscuro siguiendo la pintura barroquista de Caravaggio y Velázquez, y donde a través de la iluminación dramática consigue transmitir las sensaciones que pretende dar al espectador. Para crear los efector que se propone, Clint Eastwood compone la música y la sitúa en los momentos precisos para crear ambientes, sensaciones y percepciones que no se consiguen con los elementos materiales.

         Con J. Edgar, Clint Eastwood ha vuelto a crear, no una película, sino una nueva obra de arte total, siguiendo el concepto wagneriano, donde todos y cada uno de los elementos están implicados y son igual de importantes para conseguir lo que Eastwood ha conseguido, llegar al público y transformarlo.

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